Abriendo las piernas y clavando el coño de una negrita
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Siempre salía a jugar con sus amigos y correr un poco detrás de una pelota. Era su rutina todas las tardes y así pasaba un buen rato compartiendo y disfrutando su juventud. Pero un día, esa señora que siempre lo miraba, se le acerco a ofrecerle un dulce y luego que él lo tomo, le dijo que le paga para que le folle el coño todos los días en el parque. El chaval no sabía bien que es lo iba a hacer pero el dinero no se puede despreciar, así que ahora saca su polla y luego que la anciana se la chupa, se la mete en su coño arrugado y hasta lo deja llamarla abuela.